
Cuando se piensa en la cultura tradicional japonesa, lo primero que viene a la mente son los samurais, la ceremonia del té y los kimonos. Sin embargo, el kimono, es sólo una de las múltiples variedades de las telas japoneses.
La Seda, seguramente es la tela japonesa más conocida debido a su exuberante belleza y al valor de los kimonos, sin embargo, en el Japón preindustrial, sólo se permitía usar ropa de seda a la nobleza y las clases pudientes.

En su lugar, la gente común usaba prendas más humildes hechas de telas de cáñamo y de algodón. Estas mismas telas, también se emplearon para crear artículos para el hogar, especialmente, con el algodón.
Tabla de contenidos
La tela de cáñamo
Desde tiempos inmemoriales hasta el 1600, los campesinos japoneses llevaban ropa hecha de tela de cáñamo, una fibra cultivada y procesada localmente.
Los japoneses no distinguen entre el lino y el cáñamo, ya que las dos telas tienen fibras y apariencias muy similares y se conocen por la misma palabra japonesa, asa.

La tela de cáñamo fue el único material disponible para tejer en Japón hasta la introducción del algodón.
La tela de algodón
A partir del siglo XV, los japoneses importaron productos acabados en algodón y algodón en bruto desde China, y posteriormente, también desde la India.

Esta situación se prolongó hasta el siglo XVI, cuando los japoneses adoptaron los métodos de cultivo del algodón chino y comenzaron a producir su propio algodón a nivel nacional.
Técnicas de costura tradicionales japonesas
Las mujeres rurales japonesas asumieron la mayor parte de la hilatura de algodón en sus propias casas y generalmente, empleaban telas de segunda mano y les daban una nueva vida rehaciendo con ellas la ropa de campo (noragi), las cubiertas de futon (futongawa) y otros textiles básicos de la decoración japonesa.

El reciclaje de telas de algodón tiene una larga historia en Japón, que se remonta al menos, a principios de 1600.

El azul índigo, era el color principal. Las mujeres japonesas, trabajaban con telas de algodón teñidas de índigo y creaban nuevos usos para estas telas desechadas mediante capas de varias piezas de tela, unidas cada una con costuras sashiko y luego, si era necesario, las parcheaban.

Con estas telas patchwork, como hemos comentado, creaban la ropa de abrigo, las cubiertas de futon y otros artículos para el hogar, y gracias a la suavidad del algodón, se libraban de la áspera textura de las telas de cáñamo, nativas de la región.

La costura Sashiko
El sashiko es una forma tradicional japonesa de costura a mano que utiliza la puntada corrida a través de varias capas de tela para mantenerlas unidas.

Desde el siglo XVII en adelante, las creativas costureras rurales japonesas descubrieron una característica muy importante de la costura sashiko.
Si las capas de tela se mantenían unidas con este tipo de costura, estas telas proporcionaban una mayor protección contra los elementos y duraban mucho más tiempo.

Como resultado, el sashiko se convirtió en una técnica de costura ampliamente empleada en Japón en prendas de vestir, ropa noragi (chaquetas y chalecos), delantales, almohadas, paños de quitar el polvo y diversos productos textiles para el hogar.

En la costura sashiko, normalmente se emplea hilo blanco sobre la tela teñida de índigo.

Telas Zanshi Orimono
Zanshi es una palabra japonesa que significa “vestigio” o “sobrantes”. Los textiles zanshi fueron realizados mediante los hilos sobrantes que no se podían aprovechar, ya que no había suficientes de ellos, para hacer otro tejido del mismo patrón.
En su día, eran considerados de segunda clase, todo lo contrario de hoy en día, que son muy apreciados por coleccionistas de todo el mundo.

El tejido zanshi es fácilmente reconocible por sus pequeñas imperfecciones y bultos, y se tejen con hilos de colores aleatorios, creando piezas únicas.

Telas Boro
Boro, es una palabra japonesa que significa “harapos” o “piezas de tela” y es el término que se utiliza para describir prendas y ropa de cama como el futon, que han sido reparadas y parcheadas con retazos de tela una y otra vez, al modo del patchwork, con el fin de alargar su ciclo de vida normal.

Con la técnica del sashiko, se reparaban los agujeros y las áreas delgadas de las telas, dándoles una mayor resistencia.

El boro, a diferencia del Wabi Sabi, que se basa en la idea de encontrar la belleza en la imperfección, nace del concepto japonés mottainai, que significa no desperdiciar nada y aprovecharlo todo.

Azul índigo en las telas japonesas
Los japoneses descubrieron que el algodón era una tela muy difícil de teñir, excepto con el índigo. El índigo se hizo especialmente popular en el período Edo (1603 – 1867).

El proceso del teñido con índigo dura una semana o más, y requiere de piezas de algodón individuales para ser sumergidas y retiradas más de veinte veces de la tina de índigo. Este proceso asegura que el color azul oscuro se fije firmemente en la tela.

Con el tiempo, el color azul oscuro se desvanece gradualmente de la tela, produciendo una coloración añil, una característica única del índigo muy apreciada entre los coleccionistas.

Los japoneses, hicieron tinte de índigo a través de un proceso natural y orgánico mediante la fermentación de los tallos y las hojas de índigo, que transforma el material vegetal en el tinte azul líquido.

Este método preindustrial de hacer tinte de índigo, requiere que las plantas de índigo permanezcan en una cuba, donde una sopa de cultivo de bacterias desintegra el material vegetal.

Curiosamente, los japoneses creen que los colorantes de índigo contienen propiedades que repelen los insectos y las serpientes. Esta creencia, es la razón principal por la cual las mujeres rurales japonesas, prefieran el uso de ropa con telas de color índigo cuando trabajan en los campos.

Dónde comprar telas japonesas
En Etsy puedes encontrar una gran variedad de telas japonesas.
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