El granero de una antigua granja cerca de Nueva York, se ha convertido en un encantador taller de cerámica.
Kelli y Brian compraron una granja de dos pisos en el estado de Nueva York y después de 18 meses, la casa se transformó en un espacio abierto tipo loft y aprovecharon el antiguo granero para convertirlo en un taller de cerámica.
Para ahorrar espacio, Kelli construyó una escalera de caracol de hierro. Los estantes se fijaron con tubos de hierro comprados en tiendas de bricolaje, permiténdole ajustar su altura para facilitar su día a día.
Una enorme puerta corredera separa el salón del taller de cerámica y fue recuperada de la madera de los entarimados de la vieja casa.
La isla de la cocina es un bloque de carnicero que se salvó de la demolición de la casa y los listones de madera de color gris fueron recuperados del antiguo techo del granero.
El horno de pizza está rodeado de piedras recogidas en la propiedad y la pala fue tallada en madera de arce por un amigo escultor.
Todo muy sereno.
Fotografías Pia Ulin