Dar Darma no es un hotel común. Este antiguo palacio, escondido en el corazón de la medina de Marrakech, es un mundo aparte y un oasis de paz.
De todos los riads de Marracech, hay uno que destaca por su misterio y belleza, Dar Darma. ¡Un verdadero palacio de las mil y una noches!
Escondido en el corazón de la medina, Dar Darma está situado a sólo unos minutos a pie de los zocos y de la famosa plaza Jemaa El Fna. Al entrar en este mágico lugar, uno se siente como en un palacio de cuento de hadas.
Construido en el siglo XVIII, este antiguo palacio, fue totalmente restaurado en 2007 conservando muchas de sus características originales. Bóvedas de madera pintadas a mano, puertas antiguas, moldes de yeso, telas preciosas y la más lujosa decoración al estilo árabe. Incluso la pintura de las paredes se volvió a hacer de acuerdo con lo que en su día fue.
Manteniéndose fiel a las costumbres arquitectónicas marroquíes, esta antigua residencia imperial, cuenta con una fuente central y un impresionante conjunto de plantas en las dos partes centrales del edificio, por lo que el patio central se ve caminando por los pasillos.
Detrás de su pesada puerta de hierro hay un mundo aparte, lejos de la agitada vida que se desarrolla afuera, en las caóticas calles.
Como en un palacio, cada habitación está pintada con un color diferente. Está la habitación roja, azul, así como las suites marrón, negra y naranja. Y cada una está decorada de acuerdo con su color, pero manteniendo la homogeneidad del hotel.







El estilo dominante de este hotel es principalmente islámico con un toque de Marruecos. La historia nos demuestra, que la arquitectura islámica varía según la cultura en la que floreció.
Elementos de la cultura marroquí se han yuxtapuesto con la arquitectura tradicional islámica.
Arcos, diseños florales, puertas de dormitorio de inspiración Mashrabiya, patios centrales, y su increíble simetría geométrica mezclada con el baño tradicional marroquí, o «hammam».
Las paredes, están cubiertas con el enlucido de cal brillante resistente al agua denominado «tadelakt».
Los baños en este hotel son una de sus principales características arquitectónicas. Dar Darma tiene una manera de hacer que cada hammam se parece a un spa para mimar a sus huéspedes tanto como sea posible. Uno de los toques especiales del hotel es colocar pétalos de flores flotando en las bañeras o en las islas de agua de los patios centrales.
Por otra parte, en la parte superior del edificio, hay terrazas donde los huéspedes pueden disfrutar de vistas panorámicas de la ciudad, así como las montañas del Atlas.
Aparte de su importancia arquitectónica y estética, el salón chimenea, el salón marroquí, y la sala de los arcos son todas ellas áreas destinadas a ser zonas de relajación donde los huéspedes pueden escuchar música y leer.
Si necesitabas una excusa para visitar Marrakech, ya la tienes.
Fotografía Stefano Scata